África Vázquez

Q&A

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes sobre querer ser escritora?

Es algo que siempre quise, así que no recuerdo cómo empezó todo; sólo sé que, cuando apenas sabía escribir todavía, me inventaba cuentos, los ilustraba, los grapaba y se los regalaba a mi familia y amigos. Mis padres, como buenos padres que son, todavía conservan unos cuantos (para su alegría y mi bochorno).

Sí que hubo un momento que se me quedó grabado en la memoria. En 3º de primaria, la profesora que daba Alternativa a la Religión, Conchita, me miró sonriente y me dijo: «Tú serás una gran escritora algún día». Casi veinte años después, me la encontré en el autobús, le recordé la anécdota y le conté que, finalmente, me había dedicado a la escritura como profesión. Fue un momento muy emotivo, que me reafirmó en la importancia de transmitir confianza en sí mismos a los niños, y en especial a las niñas.

¿Qué tipo de libros son tus preferidos?

Leo casi todos los géneros literarios, excepto quizá la novela negra porque los autores suelen ser un pelín sádicos con los personajes femeninos y una ya no está para llevarse disgustos a lo tonto. Por lo demás, me encantan la fantasía, la ciencia ficción (espacial, sobre todo), la novela histórica, la contemporánea, la novela de misterio, el terror… Me gustan las historias en las que hay romance, independientemente del género, y la verdad es que no distingo entre libros juveniles y adultos, leo indistintamente unos y otros (y también escribo indistintamente unos y otros).

Si pudieras viajar por un día a cualquier momento de la historia, ¿a cuál sería?

¡Uf, qué pregunta tan difícil! Me licencié en Historia y todas las épocas que estudiaba tenían algo que me atraían. Voy a decir el Japón feudal porque me fascina todo el tema de los samuráis y los ninjas.

Si fueras la protagonista de un libro, ¿cómo sería este?

Uno aburridísimo. En serio, no tengo madera de heroína, soy más bien esa «hobbit» que vive muy tranquila en su casa y le cierra la puerta en las narices al mago que pretende que salga a vivir aventuras. Ahora bien, ¿leerlas y escribirlas? ¡Para eso, siempre estoy dispuesta!